Las barcas de dos en dos,
como sandalias al viento,
puestas a secar al sol.
MANUEL ALTOLAGUIRRE
En Petrer hay un colegio muy bonito e interesante, se llama Santo Domingo Savio. Ahí es donde estamos nosotros, en la clase de 4º, haciéndonos mayores y preparándonos para ser mujeres y hombres estupendos.
"Se vende mamá de 38 años, pelo de color castaño claro, no muy alta (pero tampoco bajita), ojos marrones, bastante guapa. Le salen muy bien la lasaña, la pizza de cuatro quesos y los crepes de sobrasada. Le gusta ir a los parques de atraccciones. es muy cariñosa y tiene la voz agradable. Conoce un montón de cuentos. Casi nunca regaña."Y es que el pequeño está descubriendo que su mamá tiene defectos: su interés para que pruebe nuevas comidas, su empeño en que todos lean, su manía de prohibir las chucherías, sus frases odiosas y su adoración por el garbanzo...
"Quiere más al garbanzo que a mí. Ella dice ‘igual’, pero yo sé que no es verdad. No es justo. Yo ayudo a poner la mesa, bajo la basura, compro el pan y dejo mi ropa en el cesto junto a la lavadora. Él no hace nada de nada (nunca)."Al final, claro, moraleja: esos pequeños “defectos” no son nada comparados con la suerte de pasar cada día junto a mamá.